Pasaron las ediciones. Una, dos, tres, cuatro, cinco. No había caso: el número histórico de finishers estaba clavado en 15. El último corredor en completar los cinco bucles en Frozen Head lo había logrado en 2017. Después, fueron todos intentos fallidos. Hasta esta edición, históricos, la mejos de todas según dicen. Tres hombres pudieron conquistar la carrera de ultradistancia más dura del mundo. 

DavidMillerPhotography

DavidMillerPhotography

Si bien la carrera se realiza desde 1986, en los últimos años saltó a la fama por el documentar de Netflix, que se encargó de popularizarla. Sin embargo, el límite de participantes se mantiene: sólo 40 largan una vez por año, por lo general entre los últimos días de marzo y los primeros de abril. 

Inspirada en el escape de James Earl Ray, quién luego de asesinar a Martin Luther King Jr. escapó de la prisión estatal de Brushy Mountain, en el condado de Morgan, Tennessee, allí por 1977. En realidad no llegó a ser escape, pues tras la persecución durante más de dos días, Ray sólo consiguió recorrer unos 13 kilómetros. Las colinas y bosques que rodean a la prisión fueron el obtáculo más complicado.

Un circuito durísimo

El Parque Estatal Frozen Head, en Wartburg, Tennessee es el escenario principal. Allí están las Montañas Cumberland, al lado de la ya clausurada prisión del escape. Desde allí, cuando su organizador Gary Lazarus Lake Cantrell enciende su cigarro, lo que da inicio a la carrera. 

Si bien su distancia no parece llamar la atención, ya que se trata de 100 millas, 160 kilómetros, distancia clásica para los ultras, todo lo que la rodean la convierten en la más dura del mundo. Tiene 20.000 metros de desnivel acumulado, un tiempo tope de 60 horas y un total de cinco vueltas o bucles a completar. Se trata de un desafío de autosuficiencia: sólo hay un mapa y una brújula (no se puede usar GPS) y la posibilidad de reabastecerse en el campamento, antes del inicio de la próxima etapa. 

Los corredores demuestran el paso por cada punto cortando una página del libro que fue ubicado allí. Cada vuelta es en sentido contrario al anterior y se realiza de noche y de día. El primero en completar las cuatro vueltas elige en qué sentido realizará la última. 

Una edición inolvidable

Como en aquel 2012, tres corredores lograron completar las cinco vueltas dentro del tiempo reglamentario. El francés Aurélien Sánchez llegó al campamento tras 58 horas y 23 minutos. El segundo en llegar fue un viejo conocido: John Kelly, finisher en 2017, el último en anotarse en esa escueta lista, completó el circuito por segunda vez en su vida en 58 horas y 42 minutos. 

 

Karel Sabbe, el tercer finisher.

Karel Sabbe, el tercer finisher.

Faltando siete minutos para el cierre, el último que logró tocar la puerta amarilla fue el belga Karel Sabbe. Tercero y último en esta edición única. Quien se quedó nuevamente con el Run Fun (completar tres vueltas) fue Jasmin Paris, quien sigue buscando ser la primera mujer de la historia en terminar la carrera.