La historia está contada en primera persona. Casi como una catarsis. "Qué pasó cuando quedé embarazada", es el título de la nota que escribió la islandesa Sara Björk Gunnarssdóttir para The Players Tribune. 

Un extenso relato en el que explica qué ocurrió cuando debió anunciar en el Olympique de Lyon, último y máximo ganador de la Champions League femenina con ocho títulos, que estaba esperando la llegada de su primer hijo.

Un recorrido que debió ser feliz pero que no lo fue. Fue de lucha, de pelea, de sorpresa y decepción. Y que finalizó con un reclamo en el que se involucraron el sindicato de jugadoras de Francia, también FIFPRO (sindicato internacional) y hasta la FIFA.

Y aunque el resultado fue favorable ya que el club le abonó los sueldos que le había suspendido por su embarazo, ya no tendrá chances de volver a jugar en el club en el que de niña había soñado estar. Eso sí: ahora firmó con la Juventus.

Embarazo y miedos

Como le ocurre a muchas deportistas de alto rendimiento, la llegada de un hijo cuando están en el pico de su carrera no parece ser una noticia del todo feliz, más allá del deseo de ser madres. Una vez que el positivo está allí, habrá que lidiar con el resto: cómo explicarle al mundo laboral que esa parte de la vida entrará en pausa.

 

"Mierda. ¿Cómo va a reaccionar el equipo ante esto?", fue uno de los primeros pensamientos de Sara. "Por supuesto que estoy muy feliz. Esto no estaba planeado, pero sabía que estaba con la persona con la que quería formar una familia, y no pensé ni por un segundo que no tendría a mi bebé. Pero en el fondo de tu mente, todavía sientes que eres culpable de algo. Como si estuvieras defraudando a la gente", explica.

El anuncio y la alegría

 Primero decidió, junto con los fisios del club, ocultar la situación porque apenas estaba de cinco semanas. Hasta que llegó el día en el que el físico ya no le respondía de igual manera y lo anunció, a todos. "Tenían muchas preguntas porque yo era la primera persona en la historia de Lyon en quedar embarazada y con la intención de volver a jugar".

 

Las primeras reacciones fueron positivas: reuniones con el club, la decisión de los médicos de que ya no jugara (se sumaban además los casos de COVID), su decisión de viajar a Islandia a pasar los últimos meses del embarazo y su aclaración: quería volver a jugar.

Embarazo sin sueldo

Sin embargo, a la hora de cobrar su primer sueldo tras el anuncio, sólo recibió un porcentaje pequeño. Y cuando su agente se comunicó con el club para saber qué ocurría, ya no hubo respuesta. Y luego le dijeron que no le debían nada más. "¿Cuáles son mis derechos?", se preguntaba.

Allí comenzaron a involucrarse primero el sindicato de jugadores de Francia y luego FIFPRO, el sindicato internacional. Más tarde, sin respuestas del club sobre el criterio que se estaba aplicando, anunciaron que iban a acudir a FIFA.  "Si Sara va a la FIFA con esto, no tiene ningún futuro en Lyon", le dijeron.

 

Sara ya es jugadora de la Juventus.

Sara ya es jugadora de la Juventus.

Qué dice la FIFA

A partir de los cambios que se reglamentaron a fines del 2020, se establecieron condiciones mínimas de protección para las jugadoras profesionales durante su embarazo y maternidad. Estas disposiciones debían ser introducidas por todas las federaciones a nivel mundial y respetadas por absolutamente todos los clubes.

"La validez de un contrato (...) en ningún caso podrá verse supeditado a que durante la vigencia del contrato la jugadora i) esté embarazada, ii) quede en estado de embarazo, iii) esté de baja por maternidad o iv) esté disfrutando de sus derechos relacionados con la maternidad". Las jugadoras cuentan con una licencia de 14 semanas de mínima y es un derecho de la jugadora dede qué momento comienza esa licencia (ocho semanas deberán ser luego del nacimiento).

Embarazada y sin trabajo

Mientras seguía cursando su embarazo en Islanda, también se mantuvo activa físicamente, pagando a un entrenador de su bolsillo y con sus ahorros. Y con muchas preguntas: "¿cómo me las arreglaré para hacer ambas cosas, ser profesional y ser madre en este nivel?".

Hasta pensó en renunciar. En los cuatro meses que viajó a su hogar, nunca el club se comunicó con ella para saber cómo estaba, si necesitaba algo. Nadie, sólo con algunas compañeras y los médicos, pero como amigos. Nada oficial.

 

Hola Ragnar, chau Lyon

Finalmente nació su primer hijo y decidió volver a Francia tras el parto. Volvió a entrenarse con el equipo, pero notó que todo había cambiado. Comenzó a notar cómo se complicaba unir sus dos mundos: "Siempre me hicieron sentir que era algo negativo que tuviera un bebé".

Mientras tanto, su agente continuaba con el reclamo en FIFA para obterner los sueldos no cobrados. "Tengo todo el derecho a defenderme porque hay un contrato que me dice que tengo el derecho, y hay una ley que me dice que tengo el derecho". Pero en el club se lo negaban: "No era personal, solo de negocios".

Se dio cuenta entonces, que era cierto: ya no tenía futuro en el club. "Iban a hacerlo imposible". 

 

La sentencia

En mayo, a través de la FIFPRO, se ordenó al club que abonara los salarios impagos, la totalidad del monto. "Lyon solicitó los fundamentos de la decisión, lo que normalmente se hace si se tiene la intención de apelar. Y una vez que obtuvimos eso, realmente pudimos leer cómo la FIFA analizó el caso y llegó a sus conclusiones".

"Hablaron del 'deber de cuidado' del club, que no hubo contacto conmigo durante mi embarazo. Nadie realmente me estaba controlando, haciendo un seguimiento, viendo cómo me estaba yendo mental y físicamente, tanto como empleado, pero también como ser humano. Básicamente, tenían la responsabilidad de cuidarme, y no lo hicieron. Después de que Lyon recibió los motivos, decidió no apelar", explica Sara.

"Tuve derecho a mi salario completo durante mi embarazo y hasta el inicio de mi licencia de maternidad, según las normas obligatorias de la FIFA. Son parte de mis derechos, y esto no puede ser discutido, ni siquiera por un club tan grande como el Lyon".

"Es por eso que estoy escribiendo esto. La victoria se sentía más grande que yo. Se sintió como una garantía de seguridad financiera para todos los jugadores que quieren tener un hijo durante su carrera. Que no es un 'tal vez', o una incógnita". Y agrega: "Quiero asegurarme de que nadie tenga que pasar por lo que yo pasé nunca más". 

"Se trata de mis derechos como trabajadora, como mujer y como ser humano". Y cierra: "Nos merecemos algo mejor". 

El antecedente en el atletismo

La situación de las deportistas mujeres ante el embarazo y la maternidad viene dando pasos enormes e importantes desde hace algunos años. En el 2018, Allyson Félix, la atleta norteamericana con más medallas olímpicas anunció su embarazo cuando tuvo un parto prematuro. Y allí comenzó un largo camino de reclamos: su principal sponsor le redujo el contrato en un 70%.

 

Pero no se quedó callada y junto con otras deportistas (a las que directamente les habían cancelado los contratos) reclamaron para que las marcas auspiciantes incluyeran en sus nuevos contratos una cláusula que respetara los montos estipulados durante los meses de embarazo y maternidad.

Luego de la disputa, Felix volvió a competir en los Juegos Olímpicos y en Mundiales, obteniendo medallas pero ya sin el sponsoreo de la marca que dejó de apostar con ella cuando nació su hija.