Allí estaba ella. En cada evento deportivo que se sucediera en el Reino Unido, la Reina Isabel II decía presente. Con su sonrisa, sus sombreros, sus pequeñas carteras, su sonrisa blanca. Saludando con amabilidad a cada deportista.

Foto: Getty

Foto: Getty

Allí estuvo cuando Inglaterra fue campeona del Mundo en 1966. También cuando Alemania ganó la Eurocopa en Londres, en 1996. Fue durante muchos años la encargada de entregar el trofeo de la FA Cup (que se juega desde 1871), siendo la primera al Wolverhampton Wanderers en 1949, aunque ella recién sería nombrada reina en 1953 tras la muerte de su padre. Wimbledon también fue un lugar que la vio en sus tribunas muchas veces y por supuesto siendo la encargada de las apertura de los Juegos de la Mancomunidad de Naciones (los Commonwealth Games, que disputan los países miembros como los del Reino Unido, Canadá, Australia, Nueva Zelanda, entre otros).

Pero también como Reina, fue la encargada de realizar el acto de apertura de dos Juegos Olímpicos, algo que ningún otro primer mandatario pudo hacer. Su primer contacto fue en 1948, cuando los Juegos se celebraron en Londres por segunda vez (la primera fue en 1908): allí quien encabezó la apertura fue su padre Jorge VI. En 1956 la Reina envió a su esposo, Felipe de Edimburgo, a darle inicio a los Juegos de Melbourne, Australia. 

Su primera ceremonia en los Juegos fue en 1976, en Montreal, Canadá, país miembro de la Mancomunidad Británica de Naciones. Pronunciando su discurso en un perfecto francés, la Reina no sólo estuvo presente como mandataria, sino también para alentar a su hija Anna, quien participó de la prueba ecuestre. 

Fanática de los caballos (sus eventos favoritos para asistir, desde carreras, pruebas ecuestres o partidos de polo), su única hija mujer también adoptó su pasión. Junto con sus hijos varones Carlos, Andrés y Eduardo, vio como la princesa se convertía en el primer miembro de la familia real británica en competir por Gran Bretaña. Montando un caballo criado por la Reina, Goodwill, sufrió una desafortunada caída pero aún así ayudó a su equipo a terminar en séptimo lugar.

En Wimbledon, con Rod Laver. Foto: Getty

En Wimbledon, con Rod Laver. Foto: Getty

Pasarían varios años hasta que en 2012 nuevamente los Juegos llegaron a Londres. Pero esta vez su presencia no fue sólo para dar un discurso. Para celebrar la llegada de la máxima competencia deportiva del mundo, Danny Boyle, director de la ceremonia inaugural, imaginó un sketch con en el que el protagonista iba a ser nada menos que James Bond, interpretado por quien en ese momento lo caractetizaba, el actor inglés Daniel Craig.

"Era parte del protocolo, tienes que traer al Jefe de Estado y cantar el Himno Nacional, y pensamos en hacer algo diferente, así que escribimos esta idea con James Bond", explicó Boyle, pensando en el icónico sketch de 007, con la presencia de la Reina.

Pero nunca imaginó que Isabel II aceptaría participar y actuar de ella misma. Cuando ya habían pensado en quién podía interpretarla, su Majestad aceptó. Y allí, en el Estadio Olímpico, el mundo la vio actuar junto con Bond, algo que ella misma decidió no contarle a nadie y por eso hasta la Familia Real se sorprendió al verla en el video de la fiesta inaugural, previo a su discurso de apertura.

Foto: Getty

Foto: Getty

En aquellos Juegos, su nieta Zara Tindall, hija de Ana, logró la medalla de plata por equipos para Gran Bretaña con el caballo High Kingdom.