Hay un dicho que indica que los últimos serán los primeros. Ese axioma, es cierto, poco tiene que ver con el mundo del alto rendimiento deportivo. Allí, donde se anidan los resultados como única sentencia permitida, el ego suele ser un conductor que impulsa a sólo mirar hacia adelante donde se ubica la meta.

Sin embargo, el deporte suele regalar momentos de enseñanza en los que se muestra que el ganar, ganar, ganar no es la única piedra filosofal de la vida. Así lo entendió el español Nahuel Carabaña quien protagonizó el que hasta ahora es el gran gesto deportivo del Campeonato Europeo de Atletismo de Múnich.

En la primera semifinal de los 3.000 metros con obstáculos, el danés Axel Vang Christensen se tropezó con uno de los obstáculos y, mientras el grupo continuaba, Carabaña detuvo su marcha para asistirlo y sacarlo de la pista a un costado porque su rival no podía continuar luego de la dura caída.

Con Christensen corrido a un costado por la lesión, Carabaña prosiguió con la carrera de siete vueltas y media para llegar último a la meta, a más de medio minuto del italiano Osama Zoghlami, ganador de la serie.